Un extraño jinete cabalgaba en aquella noche tan siniestra. No miraba atrás lo único que le importaba era seguir cabalgando. Llegó hasta una cruz enorme que había en el camino y pasó velozmente al lado de ella. Era la noche de Halloween, la noche de los muertos y de las brujas y no conviene estar en los caminos durante esa noche.
Aquel jinete llegó hasta un pueblo, desmontó de su caballo y entró en la taberna, pidió una cerveza y se sentó al lado de una ventana, muy cerca de una antorcha. El resto de personas se fijaron en el, estaba pálido, parecía un fantasma y le temblaba todo el cuerpo. El extraño jinete empezó a temblar con más fuerza y se le calló la jarra de cerveza al suelo. Un hombre alto y fuerte, con una gran barba y una cicatriz en su cara que iba desde su frente hasta su barbilla, se le acercó y le dijo:
- No queremos forasteros en nuestro pueblo y menos en esta noche. Será mejor que te vayas ahora mismo.
- El jinete no dio muestras de haberlo oído y siguió temblando en su sitio.
- ¿Es que eres sordo? vete ahora o te mataré aquí mismo.
- Por fin, el jinete se volvió hacia aquel hombre de su boca salió vaho y con una voz de ultratumba le contestó:
- ¿Es que no lo entiendes? yo ya estoy muerto.
- en ese momento un fuerte viento abrió de golpe las puertas y las ventanas de la taberna, y apagó todas las antorchas. Aquel sitio se quedó sumido en la oscuridad, un frío se apoderó de todos los presentes y un fuerte olor a cripta llenó sus fosas nasales. Cuando creían que la cosa ya no podía empeorar una risa salida de las peores pesadillas empezó a sonar en sus oídos. Cuando por fin dejaron de escuchar aquella malvada risa las antorchas volvieron a encenderse todas a la vez. De repente una mujer empezó a gritar, todos dirigieron la mirada hacia la mujer y vieron en el suelo el cadáver del jinete,´inmóvil con una expresión de terror grabada en su rostro. En ese momento volvieron a escuchar aquella risa maléfica, pero esta vez provenía desde fuera de la taberna. Todos salieron y vieron como una figura encapuchada montada en un corcel con ojos rojos y brillantes arrastraba al jinete mientras este pedía ayuda. El encapuchado miró a los aterrorizados aldeanos, y estos vieron el rostro de la muerte.
. . .
El sol estaba a punto de ponerse y Laura y Pablo llevaban toda la tarde caminando por aquella montaña. Laura estaba más pendiente de sus pensamientos que de otra cosa. Era 31 de Octubre por lo tanto debería llevar dos semanas embarazada de Pablo pero no sabía como decírselo. Estaba tan atenta de sus pensamientos que no se dio cuenta de que Pablo ya no la seguía, estaba sola. Empezó a gritar con la esperanza de que Pablo la escuchase, pero al darse la vuelta vio a un hombre con una túnica negra y una capucha que le cubría la cabeza. Laura se paralizó del miedo cuando aquel hombre empezó a hablar:
-¿Qué haces aquí?, ¿Es que no sabes las fuerzas que andarán sueltas esta noche?
- Por fin le respondió el cuerpo a Laura y empezó a correr, corrió y corrió hasta que se chocó con algo. Empezó a oír unas pisadas y el miedo se volvió a apoderar de ella. Se giró lentamente y allí estaba Pablo.
- ¿Dónde estabas Laura?, me has dado un gran susto.
- He chocado con algo.
- Decidió no contarle lo del hombre pensando que la tomaría por loca. Cuando se levantó y vio con que se había chocado descubrió que era una cruz enorme.
- Se está haciendo de noche, acamparemos aquí.
- Como quieras.
- Pablo y Laura se acostaron pronto fruto del cansancio. Pero a las doce de la noche les despertó un ruido. Laura estaba muy inquieta así que Pablo decidió salir a ver que era aquel ruido. Laura se quedó dormía hacia las tres de la madrugada la despertó otro ruido pero esta vez era una risa malvada. Salió de la tienda de campaña y vio como un jinete se llevaba arrastrando a Pablo. Se agarró a la enorme cruz y empezó a rezar todo lo que sabía. Cuando el jinete desapareció llevándose consigo a Pablo se soltó de la cruz y corrió hasta la tienda pero allí estaba otra vez el hombre encapuchado, quien volvió a hablar:
- No temas no es tu hora, pero la vida de el llega a su fin.
- Dicho esto el hombre se quitó la capucha. Su rostro tenía parte de la carne podrida y estaba lleno de gusanos, arañas y otros insectos. Alargó su putrefacta mano hasta tocar el vientre de Laura. Esta calló al suelo desmayada.
Laura despertó en una habitación de un hospital y Pablo estaba a su lado. Todo había sido un espantoso sueño, la pesadilla había acabad... ¡OOOOH! Un dolor intenso recorrió todo su cuerpo, Pablo llamó a los médicos y escuchó decir a uno de ellos que Laura estaba de parto. Ella pensó:
- es imposible si solo estoy de dos semanas.
- Los médicos la atendieron hasta que el niño nació, pero un grito de los médicos llenó aquella sala. El bebé estaba tan flaco que parecía un esqueleto, y un montón de gusanos e insectos estaban deborándolo. El niño abrió la boca y pronunció una palabra para después morir. Los testigos de aquel extraño suceso juraron que había pronunciado la palabra:
HALLOWEEN
Os deseo a todos una feliz noche de Halloween, por cierto atreveros a hacer click en la palabra Halloween, Dormid bien, si podéis.
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